Recientemente, nos reunimos seis personas
en una sanación de grupo, para procesar juntos una pérdida, expresando y
compartiendo el proceso interno. ―Fue
nuestro motivo de encuentro.
En la presente publicación quedan reflejadas, ―a manera de síntesis―, algunas preguntas reflexivas e ideas, que cubrimos en forma de meditación guiada y en los siguientes cuatro pasos…
CONECTAR CON NUESTRA PRESENCIA 1/4
Comenzamos poniendo foco en nuestro
centro-cardíaco-respiratorio y nos preguntamos:
¿Qué valor le damos a la vida?
Sin
duda, la respiración ocuparía el primer lugar. Así sucede desde nuestra primera
bocanada de aire que tomamos después de nacer; —en menos de 5 minutos pereceríamos por falta de oxígeno.
Al recalar en nuestra respiración, nos
situamos en el momento presente, y nos ayudará a encontramos más despiertos. “Ni en
el ayer ni en el mañana, sino en el hoy, estando atentos ahora.”
“Puede
que se argumente que la respiración es un proceso automatizado, pero no
cabe duda que al hacerla consciente,
nos proveeremos de ciertas ventajas: como la de sentir sosiego o conectar con
nuestra propia presencia.”
Propiciemos que nuestros pensamientos se minimicen de forma gradual, neutralizando la intensidad mental, con propósito de fijar la atención en la zona de nuestro corazón y en la respiración.
Hagamos que la mente pase a ubicarse al servicio del corazón y no a la inversa. Como resultado, ampliaremos nuestro campo de consciencia y la capacidad empática hacia nosotros mismos, los demás y nuestro entorno: —desde el sentir.
Asimismo, dirigiremos la atención a los órganos vitales. Pondremos foco en el estado general de nuestro cuerpo y las distintas partes del mismo. Con gratitud, le dedicaremos unas respiraciones, ―a modo de guiño―, allí donde se requiera atención interna y regeneración.
Podemos también apoyar las palmas de las manos sobre una zona concreta del cuerpo que requiera equilibrio, y exhalaremos relajadamente varias veces, sintiendo y palpando la zona con propósito de sosegar, neutralizar y armonizar.
SENTIRSE VIVOS 2/4
En algún ínfimo lugar de este inconmesurable universo, la vida se dio y fluye a través de nosotros:
—¿Sientes ahora tu presencia?
—¿Amas la vida que fluye a través
de ti?
—¿Cómo es tu día a día?
—¿Qué hay de natural en ti que te hace sentirte vivo?
—¿Cuánto haces por ti, para proveerte de entusiasmo, haciendo más a menudo aquellas actividades que te agradan?
En procesos de duelo, añoramos quizá la presencia de la persona que vivió entre
nosotros. Ese ser que añoras... ¿Desearía
que tú fueras feliz ahora? En cualquier caso:
—¿Nos
vamos a dar permiso para amar la vida que se nos brinda?
—¿Comprendemos mejor
nuestra vida, después de integrar en nuestra consciencia, el sentido de la muerte terrenal?
MÁS CERCA DEL SER Y DE LA UNIDAD 3/4
Una realidad mental y dual, nos conduciría a experimentar la vida desde la
separación: a sentirnos fragmentados por la clase de pensamientos que generamos.
En cambio, al calmar la mente, podremos ampliar otros centros de percepción.
“Y
es que un fuerte apego a la mente nos puede jugar una mala pasada, si ésta se aleja del sentido de lo natural y La Naturaleza, de nuestro sentir y nuestro cuerpo.”
Por desconocimiento, nos conduciríamos a vivir experiencias vitales alienadas y des-contextualizadas de las leyes naturales o espirituales si nos alejáramos del Ser Interno.
En procesos de duelo, podemos vivir, ―quizá por ignorancia―, una experiencia de pérdida como una separación, desde la mente categórica y concreta del hemisferio izquierdo del cerebro. Pero, si recurrimos al hemisferio derecho del cerebro, y también conectamos con otros centros de percepción, como el corazón, el propio cuerpo, u otros receptores energéticos... estaremos en una mejor disposición de vivir experiencias integrales y metafísicas en primera persona, que nosotros mismos validaremos.
Y, al escuchar nuestra voz interna, evitaremos interferencias externas.
“Dejándonos
guiar por la intuición —y conectándonos con nuestra presencia— nos
aproximaremos a la noción y condición de nuestro propio espíritu.”
La
Espiritualidad sirve a su
vez de puente para conectarnos con todo, todos y la Unidad; incluso con
el
registro de las conciencias de los que aparentemente han dejado este
plano; sirviendo y ayudando a que sintamos más alivio...
y aminoraremos la sensación de separación o de ruptura.
Nos daríamos entonces permiso para vivir experiencias espirituales con
naturalidad y en el marco de la supra-consciencia. —Quizás, estas ideas contribuyan a evitar sentirnos menos fragmentados.
GRATITUD Y APRECIO A LA VIDA 4/4
Pareciera entonces que ya no haya tanto ruido externo o en nuestras relaciones interpersonales; porque, de alguna manera,
conservamos la calma internamente.
«La
gratitud hacia la vida es una sensación de entusiasmo calmado, que nos dota de
entereza y fortaleza interna.»
Puede que ahora sintamos incluso como una especie
de gratitud y aprecio hacia la vida de manera sutil y casi silenciosa. Sin duda, es
un cambio de actitud existencial:
“Procedíamos
de la carencia emocional y pasamos a la abundancia consciente.”
Meditación Guiada en Procesos de Duelos.
#Arkaditeca