EXPERIENCIAS ESPIRITUALES. INSPIRARSE EN MARIPOSAS
Si estamos atentos a nuestros centros de percepción –más allá de un excesivo uso de la mente– se pueden dar experiencias, en el día a día, que nutren y nos reconfortan desde el Espíritu, latente en cada ser humano.
ESPÍRITU, EMOCIÓN, MENTE Y CUERPO.
La Real Academia Española, contempla el término “epifanía”, que viene a significar:
manifestación, aparición o revelación.
—Se podría argumentar que “desde el momento en que aparece una palabra y su correspondiente significado,
vienen a decirnos que ha sido necesario definir una experiencia", de otra forma, ésta no existiría en nuestro campo de consciencia. En base a esa premisa, cada uno de
nosotros puede validar vivencias espirituales, asignándolas con un término y su correspondiente definición.
A decir verdad, no hace falta estar iluminado para vivir manifestaciones
elevadas, incluso de forma cotidiana. Simplemente es una cuestión de práctica y de atención.
Por ejemplo, el contacto habitual con la naturaleza –obra magna y maestra- brinda de soporte y de un espacio meditativo, como oportunidad para
restarle protagonismo al pensamiento categórico. De esta manera, nos daremos permiso
para suavizar nuestra intensidad mental.
PREDISPONERNOS A EXPERIENCIAS ESPIRITUALES
Desde la observación sosegada y sin pretensiones, podemos interactuar pasivamente
con el entorno natural –o allá en donde nos encontremos– como seres naturales que somos. Y poniendo foco en el
centro-cardíaco-respiratorio, nos dejaremos sentir, y sin forzar, intuiremos nuestra
propia presencia.
—Observamos nuestra respiración, de cara a percibir y a experimentar manifestaciones
espirituales. Y es una práctica recomendada en cualquier momento.
Ahora bien, en consonancia con las experiencias externas que se manifiesten (eco de nuestra consciencia interna),
podemos tratar de abordarlas haciendo uso del lenguaje metafórico, analógico o
simbólico, propio del hemisferio derecho del cerebro, y no tanto del izquierdo.
A lo que es preferible y recomendable, no
tratar de interpretarlas con la mente racional, mientras se esté manifestando una
experiencia de orden espiritual o bien nos sintamos elevados.
—No es el momento mientras se esté
dando, pues toca sencillamente ser copartícipe de la experiencia. Posteriormente,
habrá lugar para integrarla, anotar ideas, o hablar de ello con
quien se preste.
SIGNIFICADO SIMBÓLICO DE LA MARIPOSA
Aparece
en el concepto de “epifanía y resurrección” en la religión cristiana, o de “amor
y libertad” en la concepción filosófica oriental.
La
mariposa es también símbolo de
transformación –debido a su metamorfosis– al pasar de oruga a insecto
volador.
Por otro lado, la palabra "epifanía" –de origen etimológico griego– significa "manifestación".
Y referida al Maestro Jesús, corresponde a los momentos en que se manifiesta o
se revela al mundo. Al menos se dio en tres ocasiones y se
identifican con el Día de Reyes, el Bautizo y Las Bodas de Caná.
LECTURA DE LA MARIPOSA COMO SEÑAL INTERNA Y EN MOMENTOS DE TRANSICIÓN
Una mariposa –como imagen– nos puede transmitir elevación y transformación. Y quizá
sea mejor vivir liviano y sin muchos apegos o hábitos. O por lo menos, al observar
el revoloteo de una mariposa, "tener presente la ligereza de espíritu".
Se podría hablar también de tiempos de liberación. Es decir: “de soltar y dejar atrás”. Puede que se trate del paso de niño a adolescente, de joven a adulto, o del paso a la mediana edad. Podría tratarse de situaciones de duelo y de superación. También de cambio de domicilio, trabajo o relaciones interpersonales.
Habrá quizá situaciones que ya se presentan como caducas, en forma de ataduras, apegos o desencuentros. Y habríamos integrado el aprendizaje y vivido la experiencia, para finalmente liberarnos con agradecimiento. De lo contrario, llegaría el sufrimiento a nuestras vidas, debido a situaciones inconclusas, bloqueos o frustraciones.
Recordemos que la vida está en constante cambio y evolución. Y no podemos desvincularnos de la naturaleza y de sus ciclos, dado que la vida se rige por ella. Así que vivir lo más acorde a sus leyes, es lo más sensato y responsable.
LA CONDICIÓN DEL SER ESPIRITUAL
—No hay que convertirse en profeta, abrir oráculo
o ser brujo para traducir las visiones que se nos brindan y presentan desde el
Orden Superior Espiritual. Se trata de Ser, en concordancia con nuestro
espíritu, sentir, mente y cuerpo.
Es, mas bien, una andadura. Un proceso que conduce a la reflexiva y continuada Maestría del Ser. Es decir: “Vivir y recordarnos nuestra presencia espiritual manifiesta”.
Tampoco hay que convertirse en Reyes Magos, ni en sabios, ni en astrólogos. Se
puede integrar fácilmente la espiritualidad de forma cotidiana, siempre que nos
demos permiso para validarla y naturalizarla, desde nuestro centro-cardiaco-respiratorio, que en la calma, nos despierta bondad y paz.
Desde estas líneas, se invita a vivir sin tapujos, ni complejos. —Sin censura: "expresando nuestra verdadera
naturaleza y condición espiritual".
Y recordemos que “somos únicos e irrepetibles en esta existencia”, por lo que
tarde o temprano, toca abrir alas, alzar vuelo y vivir el presente en vida, día
a día.
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Experiencias Espirituales. Inspirarse en Mariposas.
| #Arkaditeca | 4 de enero de 2022
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